Cantando voy

Bienvenidos a Cantando Voy

Mi nombre es Natacha, soy cantante y profesora de canto, o "vocal coach", que vendría siendo lo mismo pero más cool.
Nací en Buenos Aires el 2 de marzo de 1978. A los seis meses empecé a cantar y a los diecisiete años tomé mis primeras clases de canto lírico. Como soy curiosa y un poco inconformista, tuve muchos maestros, cada uno con sus técnicas diferentes. Hace más de diez años comencé a navegar en las aguas de la Educación Funcional de la Voz, o Método Rabine, primero de la mano de Elisa Viladesau y, desde hace unos años, conducida amorosamente por mi maestro federico Gurisatti (ambos Certified Rabine Teacher)
Cantar me hace tan feliz que me resulta difícil de explicar. También me apasiona la técnica; saber cómo está construido el aparato fonador, ese instrumento por momentos invisible y poder aplicar ese conocimiento en las clases.
Mi trabajo consiste en cantar y en dar clases: a futuros locutores y productores en el ISER; de canto y técnica vocal en mi estudio. También soy preparadora vocal en el coro de la Universidad Nacional de Quilmes.
Me gusta hacer collage, escribir, revolver cajas con recuerdos, ver cine independiente y tener largas charlas con mis amigos.
¡Espero que disfruten el blog y que, al leerlo, les vengan muchas ganas de cantar!

lunes, 2 de junio de 2008

ALGUNOS APUNTES

¡Hola, abnegados y sufridos alumnos y gentes varias! Aquí va la primera entrega de los apuntes prometidos...

En la próxima develaremos las desventuras de un esfínter devenido en cantor y describirimos sus partes. Y, si queda tiempo, nos adentraremos en la espesura de las neurociencias más básicas que hacen al siempre bien ponderado acto motor voluntario. Ah! También prometo algún grafiquito esclarecedor.

Introducción

Usted preguntará por qué cantamos...

O, mejor formulada, la pregunta sería cómo es que cantamos. ¿Qué mecanismos se ponen en marcha cuando uno abre la boca y emite algún sonido? ¿Es lo mismo decir “hola” que cantar un aria de ópera?

Estas páginas se proponen develar algunas de estas cuestiones.

Cantamos, ésa es la verdad: abrimos la boca y, por un mecanismo que en general ignoramos, la voz sale, está ahí, de cuerpo presente, toda sonido. Ahora bien, ¿qué hacemos con ella? Las opciones son múltiples: desde “qué tiempo loco, lo que mata es la humedad” o un más trasnochado -y generalmente etílico- “¿cómo sé que estoy despierto y que no soy sólo un sueño de alguien que me sueña?”, hasta un sensual “bésame, bésame mucho”, pasando por un ronco y furioso “¡¡estoy rodeado de viejos vinagres, todo alrededor!!” o el simple pero siempre efectivo “arrorró mi niño, arrorró mi sol”.

Sí, hay tantas formas de emitir sonidos como cosas se quieran decir. La voz es, probablemente, el instrumento más versátil de todos; y no es descabellado pensarlo, ya que es el único que no fue creado por el hombre... pero dejemos la metafísica para mejor ocasión.

De sistemas, partes y funciones

Siempre que nos enfrentamos a algo complejo como es un sistema, cualquiera sea éste, nos encontramos con que existe más de una forma de abordarlo. Puede ser desde un punto de vista meramente descriptivo, o desde el punto de vista de su función; este último es el que nos interesa mayormente a nosotros como seres cantantes que somos. No obstante, no es posible analizar la función de algo cuya forma se desconoce, así que, más tarde o más temprano, habrá que aprenderse un par de nombres medio largos. ¡A no desanimarse!

Un sistema es, esbozado simplemente, un conjunto de partes organizadas que se relacionan entre sí con un objetivo en común.

En el caso del aparato fonador, es bueno hacer la salvedad de que éste no existe como sistema en sí mismo. El pobre es una especie de rejunte entre el aparato respiratorio y el digestivo. Para que quede bien claro: el aparato fonador sólo existe como entidad funcional. Algo así como un coro, que existe como tal sólo cuando sus integrantes se reúnen a cantar, y que, pasado ese momento, cada una de sus partes sigue con sus funciones de abogado, arquitecta, chef o ama de casa. Esto es grandioso si se piensa bien, ya que hemos logrado la épica gesta de hacer algo tan complejo y estéticamente maravilloso como es cantar, usando partes que no estuvieron “pensadas” con ese fin (suponiendo que haya alguien o algo que nos “piense”, y nuevamente rehúso la invitación a filosofar). Como quien diría, chifló la flauta por casualidad.

El aparato fonador, en su conjunto de partes, está constituido por tres elementos: una fuente de energía, que es la corriente de aire proveniente de los pulmones, una fuente de sonido, que vendrían siendo las famosas cuerdas vocales y un sistema de resonancia y articulación, que es el tracto vocal (comprendido entre los labios y la glotis). Más adelante veremos en profundidad quién es quién en esta película.

CONTINUARÁ...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay, pero que divertido todo! Con el humor y las luces que te caracterizan.
Abrazo y exitos!

florencio dijo...

a estudiar!!
yupi!!!!
...

bueno, eso, saludos.

Anónimo dijo...

a pesar de que hoy me cacheteaste màs de lo habitual, voy a seguir yendo hasta que aprenda a falsetear como la gente... je... beso, GUSeh

Paula Muñiz dijo...

Esto es excelente. Hasta los no cantantes nos divertimo aprendiendo y nos quedamos con ganas de saber más. Dale, ponete la batería y escribí el segundo capítulo!!