Cantando voy

Bienvenidos a Cantando Voy

Mi nombre es Natacha, soy cantante y profesora de canto, o "vocal coach", que vendría siendo lo mismo pero más cool.
Nací en Buenos Aires el 2 de marzo de 1978. A los seis meses empecé a cantar y a los diecisiete años tomé mis primeras clases de canto lírico. Como soy curiosa y un poco inconformista, tuve muchos maestros, cada uno con sus técnicas diferentes. Hace más de diez años comencé a navegar en las aguas de la Educación Funcional de la Voz, o Método Rabine, primero de la mano de Elisa Viladesau y, desde hace unos años, conducida amorosamente por mi maestro federico Gurisatti (ambos Certified Rabine Teacher)
Cantar me hace tan feliz que me resulta difícil de explicar. También me apasiona la técnica; saber cómo está construido el aparato fonador, ese instrumento por momentos invisible y poder aplicar ese conocimiento en las clases.
Mi trabajo consiste en cantar y en dar clases: a futuros locutores y productores en el ISER; de canto y técnica vocal en mi estudio. También soy preparadora vocal en el coro de la Universidad Nacional de Quilmes.
Me gusta hacer collage, escribir, revolver cajas con recuerdos, ver cine independiente y tener largas charlas con mis amigos.
¡Espero que disfruten el blog y que, al leerlo, les vengan muchas ganas de cantar!

martes, 22 de abril de 2008

MITOS SOBRE EL CANTO

Algunos mitos sobre el canto

"Para cantar hay que estar relajado"

Esto es bastante relativo. Es maravilloso estar relajado cuando se duerme, o en un baño de inmersión. La relajación es, básicamente, un estado de ligera hipotonía muscular. Esto significa que los músculos no están demasiado disponibles para trabajar; cantar es un trabajo (no un esfuerzo, pero sí un trabajo) y necesita que todo el cuerpo esté disponible. Por eso, yo diría que la palabra clave es flexibilidad.

"No hay que cantar 'de garganta'"

Comúnmente se llama "garganta" a la faringe; la expresión "cantar de garganta" se usa cuando esta zona se hace sentir, es decir, cuando está trabajando de más. Sin embargo, no hay otro modo de cantar que con todas las piezas que en ella hay. Las sensaciones en la garganta, cuando se está usando el aparato fonador de manera eficiente, pueden ser muy placenteras... ¡no la dejemos de lado, pobrecita!

"Para no hacer fuerza con el cuello, hay que hacer fuerza con la panza"

Esta es una de las falacias más comunes en la técnica vocal. Una falsa lógica indica que, como la zona abdominal baja está lejos del cuello, la fuerza localizada allí no pasa a la garganta. Los invito a que hagan la prueba de cantar mientras hacen una serie de abdominales. La fuerza abdominal produce, automáticamente, el cierre de la laringe (dentro de la laringe están las cuerdas vocales: con la laringe cerrada no se puede respirar ni fonar). A esta fuerza en la zona baja de la panza se la conoce con el nombre de "apoyo". Pero la realidad es que cuanto más liberados estén los abdominales, más sencillo y placentero será cantar.

"Al respirar no debe levantarse el pecho"

Esto es también parte del folclore del canto. La respiración se produce por un fenómeno físico llamado presión negativa. Esto se logra mediante un sistema bastante complejo en el que intervienen varios músculos (entre ellos el famoso diafragma); pero vamos a decir, para simplificar muuuucho el panorama, que esto sucede elevando las costillas que, por la forma que tienen, amplían la caja torácica y hacen que el aire entre a los pulmones. Ahora bien, las costillas son doce pares de huesos con forma de asa de balde algunas y de palanca de bomba otras, que se articulan a la columna por detrás y al esternón (ese hueso plano del pecho) por delante. En una inspiración eficiente, las costillas deben elevarse desde la primera hasta la última. Además, hay que tener en cuenta que hay músculos que van desde el esternón hasta diversos puntos de la laringe y que, con su acortamiento, producen el descenso laríngeo (para cantar es imprescindible que la laringe esté descendida), a la vez que la elevación del esternón. O sea: ¡a mover el pecho!

"Para el dolor de garganta, nada mejor que un té bien caliente"

Imagínense que se lastimaron un dedo y que, encima, lo sumergen en un líquido a noventa y cinco grados (¡!). Bien, ¿por qué suponer que la mucosa que reviste la faringe habría de beneficiarse de esa manera? Es cierto que el calor es vasodilatador (es decir, que hace que la sangre vaya al lugar caliente) y eso produce una sensación agradable, pero todo en su justa medida. El mejor remedio para una garganta irritada es el tiempo. Y sí, obviamente, no exponerse al frío.

"La miel es buena para la garganta"

No tengo ningún dato concreto sobre los beneficios de la miel, aunque oí por ahí que es anticéptica y cicatrizante, suavizante y nutritva (vieron la cantidad de chapús y cremas para manos que la contienen o dicen contenerla... pero claro, no es cuestión de andar por ahí bebiendo champú). Para esto, cada quien tiene su receta. Vilma Gorini, la directora del Coro Nacional de Niños, recomienda las bellotas de enebro y las gárgaras con hierba de la piedra. Yo recomiendo el propóleo líquido (el que viene puro, es feo pero efectivo); es antiséptico y cicatrizante.

"Los gordos tienen más caja torácica, por eso cantan mejor" (referido en general a los cantantes de ópera)

Esto es completamente falso. Se canta con el cuerpo. Los cantantes somos instrumentos e instrumentistas al mismo tiempo, así que todo lo que contribuya a la buena salud física redundará en un beneficio para el canto. La obesidad, por cierto, no es saludable. El tamaño de la caja torácica está dado por los huesos, no por lo que los pueda llegar a recubrir.

"No hay que tomar bebidas frías, ni aun en verano"

No soy partidaria del fanatismo en ningún aspecto. Una bebida fría en un día muy caluroso es beneficiosa para el cuerpo. Un helado de dulce de leche no se le niega a nadie, menos con treinta y cinco grados de calor. Lo tremendamente nocivo para la voz son: los cambios bruscos de temperatura, los acondicionadores de aire y charlar sobre la última de Woody Allen en medio de una rave (o sea, gritar).